Cuando nos referimos a cultura se hace alusión a dos campos: el primero de ellos hace referencia al grupo de conocimientos y costumbres propios de un grupo, y el segundo a la asociación de cultura con el concepto de arte que se relaciona con la pintura, la fotografía y diversas expresiones como la danza, el canto, la literatura, etc.
Durante el último año visité varios museos y puestas de arte en Lima, por lo que puedo decir que sí se están desarrollando espacios para que la gente interactue con la cultura, pero lamentablemente un factor común en estos lugares es ver los mismos rostros una y otra vez en medio de salones inmensos que faltan llenar, lo que me hace pensar que el público que consume cultura es muy irregular o es muy reducido. Ante esta problemática empecé a cuestionarme lo siguiente ¿Cómo propiciamos que mayor cantidad de gente se interese por la cultura? ¿Cómo agrandamos la plaza para el mercado cultural?
Para desarrollar el Marketing Cultural hay que empezar entendiendo y aceptando que la cultura es un producto que necesita darse a conocer y lograr ventas para que le genere rentabilidad y estabilidad a su creador. Es comprensible que muchas personas dentro del mundo artístico no acepten que se denomine a la cultura como “producto” pues para ellos es arte puro, y sí la cultura es arte pero también es un producto con esencia y con alma que necesita de estrategias para no quedarse sin ser vendido.
Una vez que aceptamos ver la cultura como producto, se le añade una serie de atributos que nos ayudará a desarrollar los mensajes de fondo de la campaña, como por ejemplo:
Si pensamos en un producto simple como una gaseosa para niños, los atributos que le añadiríamos serían que es dulce y divertida:
Y si volvemos a realizar el mismo ejercicio pero esta vez pensamos en un producto cultural tipo un museo, vamos a resaltar atributos como su identidad, su componente histórico y sus valores.
El marketing cultural no se trata de hacer banal y mundana la cultura, no se trata de compararla y darle el mismo peso que un producto o servicio común, de lo que se trata el marketing cultural es de potenciar las plazas culturales, de generar espacios físicos y digitales que nos permitan llegar a más lugares a más personas. Para que la estrategia funcione, va a ser necesario que el contenido que generemos entorno a la cultura sea simple y sencillo para todos, de tal manera que estamos apuntado o comunicando a potenciales nuevos consumidores, con ello agrandamos el mercado y las oportunidades para este enaltecido modelo de negocio.